Varios fracasos amorosos tienen algo en común

Feb 27, 2020

En cada nuevo encuentro, la esperanza siempre está presente. ¡Al fin la persona adecuada! Pero ¿qué esconde “Cupido” en realidad? Nuestros encuentros amorosos se fundan la mayoría de las veces en fantasmas y en los deseos que proyectamos en la relación. Sin embargo, todavía no conocemos al elegido. Lo que sucede es que respondemos a una suerte de plan inconsciente personal que actúa sin que lo sepamos.

De hecho, nos vemos atraídas por indicios que anuncian un cierto tipo de relación, más que por la persona en sí. Las repeticiones amorosas reproducen este viejo esquema, inscrito en nosotros desde la más tierna infancia y conocido por el inconsciente. Éste, que teme lo desconocido, nos empuja a la repetición, aunque esté abocada al fracaso. Es por ello que tenemos la sensación de recomenzar la misma historia con distintos compañeros en apariencia diferentes.

Y es que apego a la infelicidad es más común de lo que pensamos. Cuando las relaciones de pareja fracasan una tras otra, salir de esa espiral se torna prioritario. Detectar los patrones de comportamiento cuando estás en relación es una forma de conocerte y entender tu mapa, para poder avanzar en espiral y romper el círculo vicioso hay que comprender primero y trabajar después en torno a eso que el patrón te está mostrando. Puede ser tu Luna, o tu Venus o tu Urano por ejemplo y cada uno se trabaja de manera diferente.

Quizás una o dos veces en tu vida hayas tenido relaciones realmente dañinas y no es algo fácil de admitir. Hay que coger al toro por los cuernos: eres en parte responsable de lo que te pasa. Bien sea por tu propia elección: por miedo a la felicidad, tú tendencia es ir hacia el fracaso amoroso. O bien por tu comportamiento: te presionas tanto para conseguir tus metas que para ti el amor no es cuestión de química, sino un objetivo.

Cada vez que nos enamoramos pensamos y deseamos que sea para siempre. Pero las relaciones son complejas y tienen su propio rumbo. Lo importante es que, cuando se rompen, no te dañen hasta el punto de que no vuelvas a confiar en el amor y lo más importante, en ti misma.